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¡Feliz Día Mundial de la Sonrisa!

Hoy es el Día Mundial de la Sonrisa, y qué mejor forma de celebrarlo que junto a Ricardo Rowland, risoterapeuta de Risoterapia-Madrid , además de colaborador y amigo de nuestra Fundación.  Hemos hablado con él sobre la risa y esto es lo que nos ha contado:

¿Tiene la risa beneficios sobre nuestro cuerpo y nuestra mente? ¿Cuáles son?

Sí, indudablemente. En los últimos 20 años se han realizado numerosos estudios que avalan los beneficios que la risa tiene en nuestro cuerpo a todos los niveles: físicos y mentales.

A nivel físico, lo más destacable es que la carcajada incrementa el ritmo cardíaco y la respiración al doble de lo normal y las paredes arteriales se limpian de pequeños cúmulos de colesterol. La musculatura implicada cuando reímos a carcajadas moviliza unos 400 músculos del cuerpo, algunos de ellos, sólo se movilizan con la risa. Cuando reímos, se producen unos 60/ 70 espasmos  diafragma por minuto, y la contracción de la mayor parte de los músculos del rostro lo que proporciona un suave masaje de los órganos internos del organismo favoreciendo las digestiones. También, la columna y cervicales se masajean y estiran naturalmente.

A nivel bioquímico, la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha demostrado que la carcajada es un magnífico inductor para que el córtex cerebral libere impulsos eléctricos que provoquen la segregación de endorfinas (con efectos analgésicos parecidos a los de la morfina) y de inmunoglobulinas en saliva por lo que la risa se convierte en un coadyuvante natural para diferentes patologías (depresión, ansiedad, dolor…).

Además, según Sophie Scott (investigadora del Colegio Universitario de Londres), la risa es contagiosa. Ella sugiere que  las neuronas espejo de nuestro cerebro captan la risa de otra persona y crean el impulso de realizar lo mismo. Cuanto más intensa sea la expresión vista, mayor reacción tendrá el cerebro.

¿Podemos decir que la risa es terapéutica?

La risa, no sólo es terapéutica por lo que ya hemos dicho sobre sus beneficios, es absolutamente necesaria como válvula de escape emocional y de expresión de la alegría.  La risa y el humor nos permiten observar la realidad desde un enfoque lúdico y nos ayuda a encontrar soluciones fáciles y distintas a nuestros problemas, esto estimula nuestra creatividad e inteligencia.

Tener un enfoque lúdico de nuestra realidad ayuda a desdramatizar y a que en general nos sintamos más felices, plenos y conectados con el mundo. Supongo que estos no son valores muy apreciados en nuestra sociedad como terapéuticos, pero en mi opinión hacen toda la diferencia.

¿Es cierto que la risa y el humor nos ayudan en las situaciones difíciles?

Recuerdo que hace unos años, yo ni tan siquiera me dedicaba a esto, vinieron unos monjes tibetanos a Madrid y tuve oportunidad de charlar en inglés con uno de ellos. Parecía feliz y conectado con la vida y le pregunté ¿Es que vosotros no os enfadáis nunca? Recuerdo que me miró atónito y  me dijo –Sí, sí que nos enfadamos, pero es que nosotros nos reímos mucho. En aquel momento no lo entendí, pero hoy me doy cuenta de lo importante que era para ellos la risa y el humor para superar la confrontación.

Hoy sé que ante situaciones de estrés, tristeza o miedo nuestro organismo libera grandes cantidades de cortisol y epinefrina que nos estresan y bloquean. La risa es un coadyuvante natural que rebaja y contrarresta estos niveles en sangre proporcionando un estado de tranquilidad y paz que ayudan a enfrentar los problemas de otra forma. De hecho, muchas personas de forma natural tienden a utilizar la risa y el humor como forma natural de escape en situaciones difíciles rebajando la tensión emocional y el drama de forma radical, aunque esto no siempre es entendido por los que les rodean.

En esta línea, ¿la risa une a las personas en los momentos difíciles?

Yo diría que sí, muchas familias en estados de duelo contratan talleres. Supongo que de forma intuitiva en estados de desesperanza todos sabemos que reír, y que hacerlo en grupo, mitiga de alguna forma el dolor. No olvidemos que la risa es la manera que tiene el hombre de expresar la alegría y el gozo que, de hecho, es una capacidad que es exclusiva del hombre y que no comparte con otros animales.

La risa es un fenómeno que se produce con más frecuencia cuando estamos acompañados, se calcula que hasta 30 veces más. La risa permite rebajar los niveles de dramatismo, nos saca muy rápidamente de la neurosis y del “piloto automático” porque se activa con más intensidad el hemisferio derecho, esto hace que la socialización sea más efectiva y que las posibilidades de conexión con el otro aumenten.

Este estado de “desconexión” del hemisferio izquierdo al que nos lleva la risa nos permite estar más atentos a lo que está sucediendo aquí y ahora y nuestras protecciones (miedos, vergüenzas,  roles…) se hacen más difíciles de mantener, por tanto, nuestra capacidad de empatía y comprensión del mundo emocional del otro aumenta.

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¿Por qué perdemos la capacidad de reír?

Me vas a perdonar que lo exprese así: “porque somos muy educados y un poco tontos”.

Supongo que como dato anecdótico para entender lo que ocurre podemos recurrir a recientes estudios que han calculado que de media un adulto ríe entre 15 y 100 veces al día, mientras que los niños lo hacen unas 300 veces. Esto ya nos indica que algo ocurre cuando nos hacemos mayores.

Para mí, resulta algo irónico que a día de hoy y después de millones de años de evolución, somos capaces de volar, de acceder a cualquier información con presionar un botón, de viajar a la luna y tantas y tantas maravillas. Lo que no hemos sido capaces de gestionar con tanta inteligencia y diligencia son las emociones y como no acabamos de entenderlas y nos dan miedo, pues socialmente y desde muy pequeños son interferidas. Esto es más evidente con emociones como la ira y la tristeza, pero también la expresión de la alegría y la risa son censuradas en cierta manera. Yo mismo, en mi época como maestro de Primaria, recuerdo haber frustrado la risa de mis alumnos en cientos de ocasiones. Esto no es algo exclusivo de la escuela, también lo exige la etiqueta social de casa y de la sociedad en general y desde luego, es interpretada en entornos laborales como una falta de profesionalidad. La introyección social sería algo así como “Ya eres mayor, ponte serio”.

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