“La risa es la distancia más corta entre dos personas”.
Victor Borge
Reír y, por tanto, emitir risas, esas aspiraciones pequeñas, seguidas y entrecortadas, que dependen de la contracción involuntaria de los músculos de la cara y el diafragma, y localizadas en el hemisferio derecho del cerebro, según los expertos, la zona en la que reside la creatividad, la capacidad para pensar en el futuro y la moral, es una capacidad exclusiva del ser humano que se ejerce desde muy temprana edad. Concretamente, los bebés la ejercitan a los 40 días de nacer, o incluso antes, los niños de entre 7 a 10 años se ríen unas 300 veces al día y los adultos unas 80. Además, mientras que para llorar hemos de poner en acción más de 30 pequeños músculos del rostro, para que una cara exprese risa sólo necesitamos que se pongan a trabajar 3.
Asimismo, son numerosos los estudios que revelan la relación entre el humor y la enfermedad, de hecho, la risa es una de las mejores medicinas que podemos tomar contra cualquier dolor: estrés, ansiedad, depresión, tristeza… Por ejemplo, muchos de ellos argumentan que las personas tristes y demasiado serias son más propensas a los catarros que las alegres, o que las migrañas, las enfermedades cutáneas, las úlceras o la alopecia, entre otras, son padecimientos cuyo origen puede encontrarse en una seriedad excesiva y en la carencia de humor. Del mismo modo, aseguran que la risa eliminan toxinas, porque con el movimiento del diafragma se produce un masaje interno que facilita la digestión y ayuda a reducir los ácidos grasos y las sustancias tóxicas.
En cualquier caso, al margen de este tipo de consideraciones, con mayor o menor evidencia científica, lo que sí es un hecho es que la risa y el humor enseñan a las personas a ser menos arrogantes; a relacionarse con los otros de manera distendida; unen y acercan posturas; relativizan la realidad; ayudan a encontrar soluciones en la vida cotidiana; sirven para rebajar el sentimiento de frustración; eliminan el estrés… Vamos, que son todo ventajas.
Disfrutar, sorprenderse, experimentar, ilusionarse, olvidarse del tiempo… Conservemos esas cualidades que no nos costaban nada cuando éramos pequeños y que a veces olvidamos cuando nos hacemos mayores, porque es sano, porque alarga la vida, porque nos hace más felices. No perdamos la oportunidad de reír -MUCHO- cada día.